La explosión del insomnio
MasticadoresGlobal / Libres, digitales, inconformistas

Tic tac. Tic tac. Tic tac. El tiempo tiene quien lo mida. Tic tac. Tic tac. El tiempo pasa y Mauro, los ojos muy abiertos bajo los párpados, desespera sin sueño. La pucha, insomnio otra vez, dice para sí, rezongando en la cúpula de su cráneo. Suspira, primero. Resopla como un fuelle enardecido, después.
Tic tac. Tic tac. El insomnio tiene quien lo cuente. Mauro repasa números romanos, binarios, tablas de multiplicar. No debí beber tanto café, piensa echándole la culpa a algo que destierra los problemas.
A su lado, Elisa duerme a pierna suelta. Cada tanto, gira y la mira, incrédulo ante esa visión de paz. Ella respira a ritmo acompasado. Inhala, exhala y tic tac, tic tac.
Evoca los acontecimientos del día en busca de algún recuerdo feliz o modestamente tranquilizador que lo lleve a orillas del sueño.
En lenta sucesión lo visitan el perro flaco, cojo, maltratado…
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